Con Ítaca en el corazón

Un viaje cultural por el mundo griego antiguo siguiendo las peripecias de Odiseo en su accidentado viaje de retorno a su patria

Hace tres mil trescientos años el rey de una pequeña isla en el oeste de Grecia volvió a su tierra después de participar en la guerra de Troya. Su travesía, que en condiciones normales hubiese sido cuestión de unas pocas semanas, le llevó diez años. Tras numerosas aventuras entre humanos, dioses, monstruos y difuntos recuperó su reino y se reencontró con su mujer, su hijo y su padre.

Compuesta muy probablemente en el siglo VII a. C., la historia del retorno de Odiseo se transmitió por vía oral hasta que fue puesta por escrito un siglo más tarde. Desde entonces no ha dejado de ser un clásico.

¿Qué hace que sea un clásico? Una pluralidad de factores, como sin duda lo son los siguientes:

  • Es la base de la narrativa occidental. En última instancia, quien haya escrito una novela, en este siglo o en los anteriores, dialoga con la Odisea.
  • Es uno de los antecedentes del teatro griego clásico y, por ende, de toda la dramaturgia occidental desde la antigüedad hasta nuestros días.
  • Sus personajes son tan variados que cualquier lector, independientemente de su circunstancia, puede identificarse con alguno de ellos.
  • La Odisea es uno de los mojones literarios que marcan un principio. Si se trata de un viaje, una metamorfosis, un conflicto con salvajes, un encuentro con un difunto, la relación padre-hijo, un signo de reconocimiento de una persona o una reunión de esposos después de una larga separación, en la Odisea está el arquetipo.
  • Es más que un poema épico: la Odisea es un texto ancestral para los cartógrafos, geógrafos, navegantes, exploradores, historiadores, filósofos, psicólogos, antropólogos, ocultistas, novelistas, escritores de ciencia ficción, biógrafos, directores de cine y compositores de ópera.
  • La Odisea anticipó el realismo mágico dos mil setecientos años antes que Gabriel García Márquez.
  • A partir de ella se desarrollaron la comedia doméstica y la comedia romántica, incluyendo las telenovelas contemporáneas.
  • Es el antecedente más antiguo de las historias de naufragios en islas remotas.
  • La novela picaresca tiene su raíz más profunda en la Odisea.
  • Las películas de carretera (road movies) son sus descendientes directos.
  • Ha servido de base para otros textos clásicos de la literatura occidental, desde la Eneida de Virgilio (siglo I a. C.) hasta el Ulises de James Joyce (siglo XX).

Hasta aquí un resumen de los comentarios de Edith Hall (The return of Ulysses. A cultural history of Homer’s Odyssey, 2008). Yo agregaría, para poner fin a esta breve lista con una nota más contemporánea, que Bob Dylan, en su discurso de aceptación del premio Nobel (2017), reconoce en la Odisea uno de los textos que más lo ha impactado a nivel personal y artístico y termina su monólogo de 26 minutos citando el comienzo del poema.

En este ciclo vamos a tratar de aproximarnos un poco a esta obra fundamental de la literatura universal. Algo de historia, mucho de mitología, toques de arte, conceptos de lingüística, folklore, teoría literaria y otras disciplinas nos van a acompañar en este recorrido por los veinticuatro cantos y los 12.109 versos de la Odisea siguiendo la clásica traducción al castellano de Luis Segalá y Estalella (1910). Su versión está en el Proyecto Gutenberg. Tiene el inconveniente de que los nombres griegos, como era costumbre en aquellos años, han sido reemplazados por sus versiones latinas. Por ello, en las referencias al texto vamos a usar los nombres griegos originales. 

Mi odisea con la Odisea

Supe de la existencia de la Odisea a través de las páginas de Lo sé todo, una enciclopedia en treinta fascículos que tenía una cantidad inmensa de información, un exceso para un guacho de muy pocos años.

Esos tiempos fueron duros. Sin biblioteca pública, sin Internet, sin Wikipedia, sin The Internet Archive y tantos otros sitios para leer, estudiar y profundizar lo que iba descubriendo en esas primeras lecturas, vivía prendido a mi enciclopedia. Así conocí a Odiseo y sus aventuras con Polifemo, las sirenas y el famoso certamen de tiro con arco.

Después llegó el liceo. De las clases de literatura no recuerdo gran cosa, salvo que leí la Odisea entera. Me aburrían los símiles y las repeticiones pero me divertían los epítetos. De hecho, con un amigo inventamos algunos para uso personal, tipo «Fulano, cortador de pinos», o «Mengana, la divina entre las bellas». Era plena dictadura y la consigna era resistir, aunque eso significara hacer lo mínimo para poder pasar de año y perder toda la riqueza que pudiera tener un texto literario.

Al terminar el liceo empezó mi odisea. Viví en Paysandú y estudié un profesorado de matemáticas, después me fui a Montevideo y me anoté en una licenciatura en biología. Años más tarde me pasé a la de letras.

En la facultad estudié griego clásico durante cinco años. Cinco arduos años de declinar, conjugar, traducir, un cursillo sobre los textos de los presocráticos y otro sobre la poesía pastoril de Teócrito, pero ninguno sobre el dialecto homérico, ninguno sobre la Odisea.

Armado con mucho entusiasmo y una troja de libros venerables (la traducción de Segalá y Estalella que había comprado en un local de Tristán Narvaja, la calle con mayor densidad de librerías de viejo de Montevideo; el diccionario griego-español de Pabón; las gramáticas de Curtius y Alemany; el curso completo de griego clásico de Berenguer en tres tomos y el diccionario griego-francés abreviado de Bailly) viví tiempos cargados de ilusiones, al punto que me propuse dominar primero el dialecto ático (el de las tragedias, las comedias y Platón) y después leer la Odisea en el original.

Treinta años después, ya volviendo a Ítaca, estoy en condiciones de no poder cumplir ninguno de esos sueños. Otro golpe de timón me devolvió a mi rumbo inicial, la literatura latinoamericana, primero en Estados Unidos y después en Canadá, y nunca más me enfrenté a un texto en griego clásico. Me queda la esperanza, tal vez después de terminar este ciclo de lecturas, de desempolvar esos libros venerables e intentar proyectos de traducción más modestos. 

Bibliografía general

La lista de las obras utilizadas para la elaboración de estas lecturas se puede consultar aquí. 

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