7 – Avatares de un plato de comida

Brueghel, «Alegoría de la Tierra»

Una forma de representar en un cuadro la idea de abundancia es pintar una mujer con una cornucopia y una profusión de frutas y hortalizas. Es lo que hicieron, entre otros, Jan Brueghel el Viejo, Cornelis de Vos y Peter Paul Rubens.

de Vos, «Alegoría de la Tierra»
Rubens, «Abundancia»

Luca Signorelli, por su parte, redobló el simbolismo agregando un plato lleno de frutas.

Salvando las distancias, lo que muestra Signorelli se relaciona con una costumbre latina. En efecto, los romanos presentaban como ofrenda a sus dioses un plato lleno de frutos de la tierra que era a la vez un tributo de reconocimiento y un símbolo de abundancia y fertilidad. Lo llamaban satura lanx. Satura, con acento en la primera a, es un adjetivo que significa «rico, abundante, fértil, lleno, repleto», y lanx es «plato». En otras palabras, «un plato repleto (de frutas y verduras)». La idea de abundancia va de la mano con el concepto de variedad.

Signorelli, «Alegoría de la fecundidad y la abundancia»

Lo mismo sucede con una mezcla de pasas de uva, harina, piñones y vino con miel que se usaba para rellenar aves antes de asarlas. ¿Cómo se llamaba esa mezcla? Satura.

Un paso más en la historia del pueblo romano y del adjetivo que originalmente significaba «repleto» se da en el terreno de la lex. ¿Cómo se llamaba la ley que trataba muchas cosas diferentes? Satura lex. Es lo que pasó recientemente en mi tierra con la llamada «Ley de urgente consideración», un mamotreto jurídico donde conviven la legislación sobre la legítima defensa, la resistencia al arresto, el abuso sexual, la ocupación indebida de espacios públicos, la autorización para salir del país, las pensiones para víctimas de delitos violentos, las aeronaves en situación irregular, la libertad de cátedra, el pago de honorarios profesionales, la creación del Ministerio de Ambiente, el fortalecimiento del Instituto Nacional de Carnes, la libertad de trabajo, el régimen de adopciones, la administración de las herencias, el desalojo por mal pagador, el derecho a la portabilidad numérica de los usuarios de telefonía móvil y, entre otras decenas más de artículos, esta perlita: «Autorízase a las carnicerías de corte en todo el territorio nacional la elaboración de productos embutidos con carne fresca (chorizo carnicero artesanal).» «La Biblia y el calefón», dijera Discépolo. Una satura.

Un salto más en la historia de la palabra nos lleva al mundo del arte. Por el siglo IV a. C. satura se refería a un espectáculo con poesía, música y danza que tenía lugar en fiestas religiosas.

No es el único caso de parentesco entre la gastronomía y las artes. Veamos el DRAE bajo la entrada «entremés»: «1. Cada uno de los alimentos que se ponen en las mesas para picar de ellos mientras se sirven los platos, y que modernamente se suelen tomar antes de la comida, encurtidos, aceitunas, rodajas de embutido, jamón, etc.; 2. Pieza teatral de carácter cómico y de un solo acto, que originalmente se representaba en el entreacto de una comedia.»

¿Y «popurrí»? Viene del francés pot pourri, calcado de olla podrida: «Olla que, además de la carne, tocino y legumbres, tiene en abundancia jamón, aves, embutidos y otras cosas suculentas.» El «popurrí» es «1. Mezcolanza de cosas diversas, cajón de sastre; 2. Composición musical formada de fragmentos o temas de obras diversas.»

Finalmente, ¿qué pasa con la «farsa», otro derivado gastronómico? Es una «obra de teatro cómica, generalmente breve y de carácter satírico». Proviene del francés farce, «carne picada para relleno». En la literatura medieval francesa se llamaban «piezas rellenas» las obras en las que el latín estaba «relleno» de palabras de la lengua vulgar.

Y así llegamos a la sátira, el único género literario creado por los romanos. Empieza con Ennio, del cual hemos dicho algo en una navegación anterior. Se trataba de textos que tocaban diferentes temas, criticaban a personas y costumbres y se presentaban sin orden ni relación, con verso y prosa mezclados y variedad de esquemas métricos: una satura.

Pronto las autoridades limitaron el alcance de las críticas, al punto que el poeta Nevio fue puesto preso en 206 a. C. Nada nuevo bajo el sol. En mi tierra, Juan Carlos Onetti fue recluido en una colonia para enfermos psiquiátricos en 1974 por ser jurado de un concurso que premió una obra que no le gustó a la dictadura. Ese mismo año, José Alanís, «Pepe Veneno», fundador de la murga «La Soberana», fue torturado y preso por «ataque a la fuerza moral de las Fuerzas Armadas, vilipendio y escarnio».

Con Lucilio, entre los años 141 y 103 a. C., y a pesar de las amenazas de la ley, aparece la sátira en su forma canónica: un discurso en verso (hexámetros) y en lenguaje cotidiano sobre temas de literatura y moral que incluía ataques y críticas a personajes a los que se mencionaba por su nombre real. El DRAE la define como una «composición en verso o prosa cuyo objeto es censurar o ridiculizar a alguien o algo», o bien un «discurso o dicho agudo, picante y mordaz, dirigido a censurar o ridiculizar».

Con la llegada de Augusto y la monarquía en el año 27 a. C. la censura volvió a imponerse. Los poetas fueron dulcificando sus críticas, usaron seudónimos para ocultar la identidad de las personas a las que atacaban o se enfocaron en los hechos y los defectos de quienes ya habían muerto.

De este género nos quedan obras de Horacio, Persio y Juvenal. Estos escritores abrieron una veta que nos conduce de nuevo al protagonista de la navegación anterior, Jonathan Swift, a través de los viajes del capitán Lemuel Gulliver. Sin embargo, antes de volver a Irlanda tenemos que pasar por la Grecia del siglo IV a. C. y visitar el tonel de Diógenes de Sinope.

Fuentes

Las fuentes se citan sólo a título informativo.

Charles D’Aremberg y Edmond Saglio, Dictionnaire des antiquités grecques et romaines.

Jean Bayet, Literatura latina.

Léon Clédat, Dictionnaire étymologique de la langue française.

Wikipedia, en.wikipedia.org.

 

Suscribite a Sintagmas para estar a tanto de las novedades

Deja una respuesta